Capítulo Siete

Con un grito, Alejandro se unió a la pelea. El fue feroz y veloz en la batalla. Juntos el grupo empujó los monstruos a el al bosque y triunfaron.
“Me llamo Alejandro, el guerrero de los ríos. Protejo estas aguas y tierras. ¿Quiénes eres son ustedes?”
“Me llamo Ramona y les se llaman los caballeros del alba.” Ramona dijo. “Estamos en una búsqueda para reunir a los siete grandes guerreros. Mi brújula nos trajo aquí.”
“¡La brújula de corazón!” El dijo sorprendido. “Creí que estaba perdido perdida.”
“Estaba perdido perdida pero no olvidado olvidada.” Rogelio dijo. “Así como tu grupo de guerreros no fue olvidado. Por favor, ayúdenos ahora en nuestro momento de necesidad.”
“Muy bien.” Alejandro dijo. “Me uniré a tu su búsqueda…”
Pero mientras hablaba una nube oscura apareció. Una gran bestia con alas oscuras, garras afiladas y ojos rojos descendió y comenzó a atacar.
Los guerreros lucharon duro, pero estaban cansados por la otra batalla. Las garras de los monstruos eran afiladas y rápidas. Pero entonces, Alejandro elevó su espada por encima de su cabeza. El agua del río se levantó. Entonces, el gritó y el agua se estrelló en el monstruo. La criatura gritó y atacó. Sus garras cortaron la armadura de Alexandro y lo enviaron volando hacia atrás.
Pero el monstruo estaba distraído y no vio a Rogelio. Rogelio se escabulló por detrás y con un fuerte golpe mató a la bestia. El grupo aplaudió en triunfo!

¡qué miedo me da esta imagen!